17.4.10

RELATORIAS VIERNES 09.04 (II)

Cuando me enteré de la visita a Proa, y leí el nombre de la muestra, no pude evitar una mueca de alegría y complicidad con la temática, ya que el “futurismo” en todas sus épocas y relaciones posibles, es uno de mis temas favoritos en arquitectura y también un condicionante importante de mis imaginarios.

Relaciono de manera muy directa, a pesar del tiempo que los separa, al universo futurista con los visionarios franceses Boullée, Lequeu y Ledoux haciendo arquitectura en dibujos, experimentando tipologías diversas, y así generando un impacto ideológico muy poderoso con sus proyectos, muchos sin ser construidos. La utopía, los símbolos, el idealismo de un nuevo orden político que sí se concreta, basado en la igualdad y al mismo tiempo el antiguo régimen anterior, todo en un estado de transición, en medio de la revolución, producen esta crisis.

En toda esta historia de ciencia ficción arquitectónica, los futuristas italianos imponen una ideología fascista (aunque haya habido futuristas antifascistas), autoritaria, agresiva y apasionada por generar transformaciones, que se toma de elementos muy fuertes en ese presente. En las pinturas, fotografías y ensayos proyectuales vi algunas pautas ligadas a la transición entre la atmósfera oscura y romántica de algunas ciudades europeas del siglo XIX y las consecuencias políticas del desarrollo tecnológico, abrumador, como un símbolo de poder dictador que empieza a condicionar el desarrollo de las ciudades, que creo, todavía no presenta una fuerte aceptación moral, y casi que se interponen algunos fotogramas de la Metrópolis de Fritz Lang. La máquina es al mismo tiempo el bien y el mal. Pareciera que quizás en ese monstruo nuevo que puede resultar la vida en las ciudades; en articulación con la guerra como acontecimiento que marca un antes y un después, destapa un dinamismo que moviliza una diversidad de disciplinas, que lleva a una idea política, de organización que dicta cómo debe ser el mundo, a hacerse cargo justamente, de poder abarcar la mayor cantidad posible de medios de expresión. La densidad y la saturación, me parecieron características muy representativas en todos los elementos de la muestra. En la pintura Incuneandosi nell’abitato de Tulio Cralli me interesa la perspectiva de la ciudad, el hombre de espaldas, dentro de un vehículo espacial que explora una nueva forma de habitar, en un medio que le permite sobrevolar por encima de esas configuraciones geométricas un tanto sistematizadas en cuanto a su forma espacial. Recuerdo algunas fotografías que eran retratos en los que de fondo aparecían grandes edificios de Nueva York. En otras fotos, casi un stop motion congelado, expresa la necesidad de captar una secuencia de instantes, una diversidad de momentos que componen un presente. Una fotografía ya no alcanza.

La explosión de la creatividad extendida a distintas formas, puede tener relación con la necesidad de controlar eficazmente un territorio, con la naturalización de una forma de organización que empieza a comportarse como un sistema, dónde puntos diferenciados (distintas disciplinas) se relacionan entre sí produciendo un efecto “sinérgico” a lo Buckminster Fuller, para conseguir resultados más contundentes. La idea o fantasía de construir un universo propio exige proponer reglas nuevas, que dentro de esa visión descree y aborrece el pasado y la tradición como impedimento para producir cambio, intentando romper lo ya establecido.



MERCEDES PERALTA







La idea del paseo era entender los distintos tipos arquitecturales que se presentan en la boca (sin mencionar todo lo que es caminito).

Empezamos con encontrarnos en la esquina de Av. Almte. Brown y calle Pi y Margal, de allí nos dirigimos hacia el hospital Argerich donde nos explicaron un poco de su historia y de cómo el arquitecto diseñador de este era desconocido pero al fomentar esta planta que es en forma de H se dio a conocer junto con un estudio de arquitectura.

Luego nos fuimos hacia el barrio Catalina Sur donde nos dieron a destacar su tipo de construcción con sus vigas invertidas y sus ventanas diseñadas de manera que lleguen al techo. Lo que llamaba la atención era el ambiente del lugar donde con sus recorridos conformados por setos vivos daba la sensación de un lugar tranquilo donde uno puede pasear sin problemas. Junto al complejo visitamos una iglesia del lugar, donde no se pudo ingresar, pero nos dieron una gran sensación de cómo es el interior con la fachada que presenta a la cual se le hizo un mural hecho por un pintor famoso de la boca (varios de sus trabajos se pueden ver en toda la boca). Luego nos fuimos a la escuela del lugar, ésta se hacia notar que estaba diseñada para los niños con sus juegos de alturas en las entradas de las aulas y su tipo de recorrido que presenta. Las aulas de la parte de jardín tienen su respectivos baños en caso de necesidad de los chicos, también llamaba la atención el tipo de cubierta siendo cóncava donde por medio de un recorte de esta hacia pasar luz natural al interior del aula.

Terminado esa parte del recorrido nos dirigimos hacia la fundación PROA. La idea principal del museo era llevarnos a entender de qué se trataba la vanguardia del futurismo. Empezando en una sala con instrumentos parecidos a una caja que emitían sonidos como la llegada de un teatro, lego vimos varias obras futuristas que iban evolucionando en el tiempo cambiando su manera de pensar del mundo, muchas de ellas estaban situadas en la época de la primera guerra mundial, junto con algunas obras escultóricas. Siguiendo el recorrido vimos que no solo se trataba de pinturas y esculturas sino también hubo lugar el diseño de indumentaria de la época donde presentando distintos enfoques y colores, se hacían destacar.



GABRIEL TARTAGGIA